viernes, 19 de junio de 2015

El Mundo Amarillo

"Si crees en los sueños, ellos se crearán"


Éste es el sencillo pero contundente subtítulo del delicioso libro escrito por Albert Espinosa, El Mundo Amarillo.


La portada del libro, cómo no, es amarilla.
Su contenido, lleva directo al corazón. Y llena nuestra vida de amarillos. ¿Qué son los amarillos? Bueno, si el escritor no nos lo revela hasta el final, no sería justo que yo lo hiciese nada más empezar mi entrada en el blog.


Pero antes de meternos en el libro, hablemos un poquito de Albert Espinosa.
Quizá no os suene de nada. O quizá sí.



Si os digo que es un hombre que a los 14 años fue diagnosticado de un osteosarcoma (cáncer óseo) y le fue amputada una pierna, probablemente no sepáis todavía quién es.
A pesar de la amputación sufrió una metástasis, y le extirparon un pulmón y parte del hígado en años posteriores, y se pasó 10 años de su vida, hasta que cumplió las 24, metido en hospitales.


Aún no os suena, ¿verdad?


Pero si os digo que es el guionista, entre otras, de la maravillosa película Planta 4ª y de la serie Pulseras Rojas, quizá ya os empiece a sonar un poco. Si no él, al menos su obra.


Y El Mundo Amarillo, fue su primer libro.
Puede parecer un libro de autoayuda. Pero, ni Espinosa ni yo creemos en los libros de autoayuda.
Tampoco es un libro sobre enfermedad o muerte. Es un libro sobre vida y esperanza.
También hay muerte. Pero, ¿Qué es la vida sin la muerte? Al final al cabo, la única certeza es que todos acabaremos saliendo algún día con los pies por delante.


No es fácil pensarlo, pero tampoco debe ser traumático. Porque lo importante, como diría Gandalf, es que solo nosotros podemos decidir que hacer con el tiempo que se nos ha dado.


Y eso hace Albert en El Mundo Amarillo. Nos enseña trucos fantásticos para superar las dificultades, para superar la pérdida (no necesariamente muerte) de seres queridos, nos enseña a valorar lo que tenemos y a ser nosotros mismos todo el tiempo.


Porque ser nosotros es vivir. Equivocarnos, acertar, reír, llorar. Eso es vivir.
Y lo más importante es reconocer nuestros errores, disfrutar de nuestros aciertos, reírnos con ganas y llorar cuando sea necesario.


En este mundo está muy estandarizado cuando debemos reírnos o llorar. Cuando debemos enfadarnos y cuando tenemos que estar tranquilos. Incluso se nos dice cuando debemos sentir dolor.


Y todo ello hace que, básicamente, nos enfademos o nos duela algo de manera "colectiva".
Tengo cáncer, o me van a pinchar, con lo cual voy a sentir dolor.


Pero...¿y si no fuese necesariamente así? ¿y si el dolor fuese algo que solo aparece en las películas, o que los demás imaginan que vamos a sentir y nos lo inculcan?


Esta y otras valiosísimas enseñanzas nos acompañan durante todo el libro, que se nos pasa volando.


Albert Espinosa nos cuenta sus experiencias de manera cronológica, nos habla de sus amigos "los pelones", es decir, los compañeros de hospital que tuvo, y al mismo tiempo, nos va contando como superaba esos momentos difíciles que siempre se volvían experiencias positivas.


En ningún momento adoctrina como el típico libro de autoayuda. Ya sabéis: tienes que hacer así o asao.
No. El nos cuenta que cosas le ayudaron a él, y nos cuenta que lo sigue haciendo.
Nos enseña a escuchar, a querer aprender, y a mostrar una actitud positiva antes los momentos difíciles.


Todos hemos perdido a algún familiar, un trabajo o a nuestra pareja. Todos conocemos la enfermedad de cerca, y nos cuesta sonreir y mantener esa actitud positiva de la que os hablaba.


¿Haríais una fiesta para despedir a vuestra pareja? ¿Una fiesta para recordar los buenos momentos que vivisteis junto a vuestro abuelo? ¿Celebrar con los compañeros de trabajo que nos os váis a ver más? Suena raro, ¿no?


Pues el día antes de operarse, Espinosa hizo una fiesta para despedir a su pierna.
Diréis ¿por qué? Y yo digo, ¿por qué no?


No quiero destriparos mucho del libro, aunque hay anécdotas que me encantaría contar y trucos que me estoy aplicando.


Este es un libro que no significará lo mismo para todos los que lo lean, y yo ni mucho menos aplico todas las cosas que en él se cuentan.
Pero las que si estoy haciendo, me están sirviendo de muchísimo. Y simplemente, haberme planteado las que no hago (las que no hago...aún y las que no haré) me ha hecho crecer también.


Es un libro que cuestiona asuntos que creíamos tabú. Muerte, frases hechas y asumidas como verdades absolutas, cáncer, masturbación.


¿Es tumor una palabra bonita? Bueno, tal y como nos dice Espinosa, y aún a riesgo de repetirme, yo también lo digo. ¿y por qué no?


Antes de terminar, quería hablaros de los amarillos. Muy poquito, porque al final, es el propósito fundamental del libro. Pero si tocar el tema. Y me parece una definición maravillosa.


Un amarillo es una de esas personas que te dejan marcado de por vida. Esas personas que son especiales porque aparecen exactamente en un momento y lugar crucial.
Los amarillos no son amigos ni amantes. O no lo son necesariamente aunque puedan serlo. Son simplemente amarillos. Son especiales en si mismos.


Y yo, a riesgo de enfadar a Albert Espinosa si alguna vez me lee, cosa que dudo, añadiré que también puede haber momentos o situaciones amarillas en las cuales no interviene otra persona (aunque las más de las veces será así).


Y no me lío más. Me ha quedado una entrada un poco chapucera, pero no hace ni dos días que me terminé el libro y tenía muchísimas ganas de escribir sobre él.
Porque no quiero que ninguno de vosotros paséis ni un minuto más sin leerlo, ya que si yo lo hubiese leído antes hubiese encontrado unos puntos de vista y uno caminos maravillosos para ayudarme a ser un poquito más feliz.


Eso si, no me arrepiento en absoluto, porque quizá, mi momento amarillo en forma de libro tenía que llegar esta semana y no antes.
Y ha llegado, y me considero afortunado por ello.


¿Serás tú, que lees esto, uno de mis amarillos?




P.D. Para los que ya lo hayáis leído, os informo de que yo ya he empezado con mi historial de vida (5 cosas buenas al día), a intentar cambiar mi manera de andar, a comprobar los efectos mágicos que tiene soplar, y a tomarme al menos media hora antes de tomar una decisión importante o digerir una noticia crucial.


Y sorprendentemente, aunque suene extraño, funciona. Vaya que si funciona.


Ahora, toca usar la palabra "mágica" antienfados, jajajaja. Ese es ahora mi próximo reto.











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