Bueno, amigos. Antes de nada gracias por el feedback de las últimas publicaciones. Especialmente la última. Pronto habrá nuevos "itinerarios" por Galicia y otros puntos de España, que yo soy muy de contar mi vida por los Cayos de Florida, y no haberos hablado todavía del parque de Santa Margarita, que lo tengo a 10 metros de casa.
Pero hoy, sin llegar a cruzar el charco, si vamos a sobrevolar el Canal de la Mancha (cuando era pequeño, no entendía como podía haber un golfo de León y un canal de la Mancha...si León y La Mancha no tenían mar. En realidad, sigo sin entenderlo)
Nos vamos a Londres. Si recordáis la entrada sobre París, acerca de gente estirada y que tenían un palo metido por el culo (si, en Paris ponía puntos suspensivos, pero no me gusta la autocensura), podéis aplicarlo a los londinenses de pura cepa. Los de té de las cinco, partida de bridge y caza del zorro los domingos.
Es decir. Hoy en día, prácticamente nadie.
Londres es una ciudad multicultural, vibrante y que tiene muchísimo que ofrecer. Quienes me conocéis, sabéis que vivir en una ciudad demasiado grande, probablemente acabaría por agobiarme, pero si tuviese que elegir una, me quedaría con Londres.
Y todo ello, a pesar de que los coches van por la izquierda, y cruzar se convierte en un acto de fe.
Algún día, me gustaría conducir por Londres...un día en el que no tenga nada que perder. De momento, voy bien en metro, jajajaja.
Eso sí. Esta ciudad tiene un defecto principal. En Londres sobra gente. En serio. Sobra. Si no es imprescindible, no vayáis. No puede haber más gente ahí. Pero lo bonito, es que pasear por Londres es, en primer lugar, una experiencia vibrante.
En una tarde "a patitas" por la capital del reino de Inglaterra, podremos sentir que paseamos por Nueva Delhi o Islamabad, para posteriormente, encontrarnos en Abidjan o Lagos.
Tras un par de calles de estilo victoriano, oscuras y atractivas al mismo tiempo, nos introduciríamos en una zona puramente caribeña, donde el inglés que se habla es completamente ininteligible, por mucho first, mucho advanced o mucho IELTS que tengas.
Combinemos todo esto con escoceses, galeses, irlandeses, gente del norte de Inglaterra, sudafricanos, norteamericanos y australianos...un paseo por Londres puede suponer un paseo por todas los acentos ingleses del mundo.
Y por supuesto, el cockney, o jerga rimada. Esa manera tan peculiar que tienen de hablar los londinenses de pura cepa (especialmente de los estratos sociales más bajos, East End y similares).
¿Problema? Es más difícil encontrarse con un londinense de pura cepa que que el Leicester city, el Lorient y el Deportivo ganen sus ligas el mismo año.
Y esto, hablando solo de acentos ingleses. Pero caminar por Londres es caminar por el mundo entero. Acentos españoles, franceses, italianos, portugueses o asiáticos.
Es fácil entrar en cualquier pub, y escuchar gritar. ¿Están matando a alguien? No, hay españoles dentro. O italianos.
A falta de visitar New York, Londres es, con diferencia, la ciudad más heterogénea que conozco, y su emplazamiento privilegiado, las oportunidades laborales e idiomáticas y sus precios asequibles, hacen que sea un destino ideal para turistas, estudiantes o trabajadores.
¿Qué guay, eh? Precios asequibles, ¿eh? Ni de coña, amigos. Londres sale más caro que equivocarse de grupo de whatsapp mientras haces "sexting"...O sea...que me lo han contado. Creo. No sé. Bueno, que me lío.
Eso, que Londres es carísimo. ¿Merece la pena? Sin duda. Pero si váis a vivir allí, preparaos para alquilar una habitación en Zona 4, que es como vivir en Cuenca e ir a trabajar a Madrid. Y eso, alquilando una habitación. Búscate piso para tú solo.
Para el turista, tampoco es barato, pero con un poquito de ayuda de internet (lo siento, agencias de viajes. Estáis desfasadas) podremos encontrar hoteles u hostales decentillos, a precios asequibles, y lo suficientemente cerca del centro, como para que el viaje en metro no sea eterno.
Siempre recomiendo el London House Hotel, situado en la zona de Bayswater/Queensway, en la esquina superior izquierda de Hyde Park, según miras un mapa.
Una zona de vibrante actividad, con mercadillos, un par de buenos restaurantes, bien comunicado por metro y con mi rincón favorito de la ciudad, Hyde Park, ahí mismo.
Pero vamos a ver Londres con un poquito más de detalle.
- ¿Por qué ir a Londres?:
Porque como decía, viajar a Londres no solo significa ir al corazón de la capital de "Su Majestad", sino en realidad, hacer un corto viaje (apenas dos horas en avión desde A Coruña) a todos los lugares del mundo.
Musicales, teatro de calidad, conciertos, música en directo en los pubs, "premieres" de cine, un museo de cera de verdad (algún día hablaré de lo que perpetran en Madrid), parques, tradiciones centenarias mezcladas con la más vibrante modernidad, casas y edificios espectaculares. En definitiva, Londres tiene lo que cualquier gran ciudad puede ofrecer...pero con un halo de autenticidad mucho mayor. No es lo mismo escuchar a una banda hacer "covers" de los Beatles, Coldplay, U2, Blur u Oasis en un pub de Londres, que en uno de Benidorm. Aunque probablemente haya más ingleses en Benidorm.
Además, la oferta cultural permanente en forma de museos y edificios históricos, hace que la visita a la capital del Reino Unido, sea obligada.
Yo he estado ya 3 veces, pero siendo la última hace más de 4 años, ya va siendo hora de volver, y comprobar que, pese a las tensiones internacionales, es posible ver parejas paseando de la mano con estilos diferentes, razas diferentes e incluso religiones diferentes.
Además, en la capital inglesa se hace realidad eso de que "da igual como vayas vestido, nadie se va a fijar en ti". Chilabas, minifaldas, pelos teñidos de colores imposibles, caracterizaciones de cómic-manga, fez, kipá, gorra de béisbol "de medio lao", y hasta gente vestida normal.
Seguro que en Londres hay gilipollas de diversas religiones, creencias y/o ideas políticas. Es más, claro que los hay.
Pero si algo me gusta de esta ciudad es que, con muy pocas excepciones, uno se reconcilia con la idea de que otro mundo es posible.
- Imprescindibles:
Londres tiene la ventaja de que el turista que llega por primera vez sabe de sobra lo que quiere ver. Entre películas, documentales y el vecino del quinto dando la lata con el puente de no se qué, y la abadía de "Wismister", la "Tei" Modern y el museo británico, donde puedes entrar sin pagar...hacen que mucha gente que no lo ha pisado, ya conozca la ciudad mejor que la suya.
Pues aquí voy a ejercer de vecino del quinto pesado y repetitivo, pero pronunciando un poquito mejor.
Quizá, la zona más emblemática y céntrica de Londres sea Westminster, donde se encuentran la famosa abadía, el parlamento con la archiconocida torre del reloj (Big Ben), el río Támesis (Thames) y la moderna noria que proporciona unas vistas maravillosas y románticas (salvo si vas con tu padre, como fue mi caso) de toda la zona, especialmente al atardecer.
Las fotos junto a la cabina de teléfonos desde la cual se ve el Big Ben, las tenemos todos. No, tu no porque perdiste el móvil. Tu tampoco, porque cuando tu ex novia cortó contigo, no te las pasó. Pero te las sacaste. Y lo sabes.
Y los que no habéis ido, os la sacaréís. Y lo que es peor. Os acordaréis de mi mientras lo hagáis.
Un paseo de media hora, hacia el norte de la ciudad, atravesando el Soho (con su barrio chino, y la enorme tienda de M & M donde todos también tenemos fotos), nos llevará hacia otro de los imprescindibles. El British Museum.
Y es verdad que no hay que pagar. Pero no es menos cierto, que el museo pide una "voluntad" para la conservación de la incomparable colección que alberga.
Observando durante un rato quién paga y quién no, podemos distinguir a los turistas según su nacionalidad en la escala "español-nórdico", en la que "español" es aquel que no mete ni los céntimos que le sobran, y "nórdico" el que incluso pone billetes. El nombre de la escala es completamente aleatorio y casual.
La Piedra Rosetta, la mitad de las momias y tesoros egipcios, antigüedades sumerias, persas, asirias y romanas. Reliquias Aztecas y Mayas, y sobre todo, el 99% de lo que había dentro del Partenón y otros templos griegos (en algún caso, el templo griego completo, transportado por piezas y montado como si fuese de Lego).
Todo esto y muchas cosas más (mi favorita, la espectacular biblioteca donde se documentaron personalidades como Karl Marx, Bram Stoker, Rudyard Kipling, Lenin o Gandhi) hacen que la visita al British Museum sea completamente IM PRES CIN DI BLE. Con mayúsculas.
Podemos debatir si queréis la moral tan típicamente inglesa que llevó a esquilmar todo tipo de yacimientos y llevárselos "a casa" para presumir. Y no devolverlos. Pero bueno, los ingleses siempre han sido piratas y corsarios, así que no debería sorprendernos.
Limitémonos a no juzgarlo mucho, y a disfrutar de tan increíbles tesoros.
Si hay un tercer imprescindible, es sin duda, el conjunto formado por el precioso Tower Bridge y la colindante Tower of London, el castillo-prisión donde se guardan las joyas de la corona, y hogar de fantasmas y leyendas.
No hay muchos puentes más bonitos en el mundo que este precioso puente levadizo construido a finales del siglo XIX, y que conecta la zona de Whitechapel y el centro financiero de la City, con
Southwark.
Además, en la misma zona está la famosa catedral de Saint Paul, y el monumento conmemorativo del gran incendio de Londres de 1666, con sus 61 metros de altura...marcando simbólicamente la distancia entre ese punto, y la panadería donde se inició. Es decir, 61 metros.
Hyde Park, el gran pulmón de Londres, con sus ardillas, su lago, su gente haciendo todo tipo de deportes, o tumbada al sol (si, a veces sale el sol en Inglaterra), sus árboles, y sus fuentes, además de los arcos triunfales que se encuentran en sus extremos, Marble Arch y Wellington Arch, merece muchísimo uno o dos paseos.
Como os decía, es mi ríncón favorito de la ciudad, y resulta delicioso caminar al amanecer o al atardecer por este enorme y verde jardín de 250 hectáreas (cuando lo unimos a los contiguos Kensington Gardens), sumando un área superior a la del Principado de Mónaco.
Eso si, que no os pille la noche, porque no hay farolas, y en ese caso, mejor llevar una linterna en el móvil.
Buckingham Palace, es otro lugar que merece una visita, especialmente durante el cambio de guardia, aunque habrá que andar a codazos con los demás turistas para poder ver algo.
Sin duda, no por típico es menos recomendable.
El edificio en si, hogar de residencia de la familia real, y al que es bonito acceder tras un paseo por el vecino St. James Park, no es gran cosa, pero por lo que significa, siempre resulta interesante verlo.
Otro lugar que me encanta es el Museo de Historia Natural, situado junto al Science Museum en South Kensington.
Contiene bastantes esqueletos completos y fósiles de dinosaurios y otras criaturas prehistóricas. Para un fan como yo...es visita obligada. Pero además, fósiles de los que molan. Triceratops, Tyrannosaurus... Como un niño allí dentro, vamos. Además, el edificio es una preciosidad.
El último imprescindible, para mi, y aun sabiendo que en Londres aguardan muchos rincones especiales, es Trafalgar Square, la céntrica plaza donde se conmemora la batalla del mismo nombre, donde los ingleses derrotaron a los armada franco-española, blablablabla. Lis inglisis bliblibli.
Nada, sin resentimientos, jajajaja.
La inmensa columna del almirante Nelson, rodeada de los típicos leones, gobierna esta enorme plaza donde también podemos ver la National Gallery, una de las galerías de pintura más importantes del mundo.
Es agradable sentarse un rato observando a la multitud hacerse fotos, o simplemente, ver a los estudiantes tomarse un tentempié de buena mañana.
Consejo, si queréis sacaros una foto con los leones, preparaos para trepar, porque están muy arriba.
Si, sé que no hablo de Camden Town, de Portobello o de Covent Garden. Pero es que ya me está quedando una entrada bastante larga...y algo tendréis que descubrir por vosotros mismos, ¿no?
- ¿Decepciona algo?
Si. Sin duda. Picadilly Circus. Tanto oír hablar de Picadilly, que si esto, que si lo otro. Una plaza minúscula, abarrotada de gente, una fuente-escultura pequeñita con unos caballos en una esquinita, y muchas luces de colores anunciando cosas.
Psé. Completamente decepcionante. Muchas tiendas alrededor, eso si. Nada más. No hay nada que ver aquí.
- Cosas pendientes:
Fundamentalmente una. Visitar la Tate Modern. La verdad es que la última vez que visité Londres, hace 4 años como digo, no estaba tan pendiente del arte, especialmente del moderno, como ahora. Pero varias personas que lo han visitado, me han hablado maravillas. Para empezar del edificio en si, una central energética abandonada, restaurada de forma maravillosa. Y para continuar, de las exposiciones permanentes y temporales que en ella se encuentran.
Me han puesto los dientes largos, y en cuanto tenga un fin de semana para visitar Londres, la Tate cae seguro.
Ver un partido de la Premier League o del VI naciones de rugby sería una gran idea también, aunque soy más fan del Liverpool en el primero, y de la selección de Gales en el segundo.
Aún así, estos espectáculos deportivos, se disfrutan igual aunque no nos importe el resultado final.
- Comer y beber:
Existe la presunción de que en Londres se come mal. Mentira, y de las gordas. Es verdad que la cocina propiamente inglesa no destaca por su calidad y variedad pero en Londres, con todas las influencias de otros países y colonias británicas, podemos encontrar muchos de los mejores restaurantes "étnicos" del mundo.
Cocina árabe, india, argentina, mexicana, española, italiana, japonesa, tailandesa...
Lo que queráis.
Mención especial a Brick Lane, una calle cercana a Whitechapel donde hay varios de los pubs más auténticos de Londres, y toda una amalgama de restaurantes bangladeshíes, que harán las delicias de los que, como yo, seáis amantes del picante.
Y si no, siempre podéis tomaros un fish and chips, envuelto en papel de periódico y beberos una cervecita en un pub. Pocas cosas más típicamente inglesas que esa.
Hablando de cervezas. En Londres hay opciones para aburrir. Aunque...quién se aburre de la cerveza?? Sería injusto mencionar una, porque además, en función del restaurante o bar en el que estemos, tendremos las mejores cervezas indias, argentinas, mexicanas, Estrella Galicia, italianas, japonesas, tailandesas.
Y por supuesto, las típicas pintas, tan populares...y que fomentan el alcoholismo, puesto que al ser tan grandes, hay que beberlas rápido para que no se calienten.
¿Cubatas? Cubatas no pidáis. En serio. ¿Para qué? ¿Para pagar 10 libras por poner una gotita de whisky en la coca cola?
En todo caso, un buen whisky escocés con hielo, seguro que es un placer. Para quién le guste, claro.
- Deportes:
Con más de la mitad de los equipos de la liga inglesa asentados en Londres, y siendo la cuna de los inventores del fútbol, es obvio que habrá partidos de competición todas las semanas.
Si queréis ir a ver uno, podéis elegir. Arsenal, Chelsea, Tottenham, West Ham, Fulham, Crystal Palace...
Pero casi tan placentero como eso, es ver las ligas locales infantiles, que se disputan los fines de semana en Hyde Park. Una vuelta a los orígenes del deporte como simple entretenimiento.
Inglaterra también es la cuna del rugby. Y tanto el VI naciones, como las ligas locales o internacionales serán opciones más que recomendables.
Además, la NFL, en su expansión mundial, disputa hasta un total de 3 partidos oficiales anuales en la capital británica, durante el mes de octubre. Tienen lugar en el mítico estadio de Wembley (yo he ido allí a ver a mis Buccaneers perder de paliza dos veces) y ahora también, en Twickenham (hogar del rugby por excelencia) y en la casa del Tottenham Hotspur, White Hart Lane.
La NBA, también hace uso del espectacular O2 arena, para disputar partidos oficiales en Londres.
Lo que queráis. Atletismo, natación, hockey, cricket....
Si, cricket. Ese emocionante deporte donde (bostezo) juegan partidos que duran una semana (bostezo, bostezo), y los contendientes...zzzzzzzz!!
En resumidas cuentas, amigos. Londres. La ciudad de Drácula, de Mary Poppins, de Sherlock Holmes (hay que pasear por Baker Street) y de Jack el Destripador. Hogar de Charles Dickens o Daniel Defoe.
Asolada por bombardeos en la segunda guerra mundial.
Gobernada con mano de hierro por reyes (y reinas) tiranos y maquiavélicos.
Neblinosa, lluviosa. Y el mismo día, soleada y calurosa.
Una ciudad moderna como pocas, y que parece, al mismo tiempo, sacada de un cuento gótico-victoriano.
Y sobre todo, una ciudad viva y que siempre tiene muchísimo que ofrecer. Este año, me tocará visita a Londres. ¿Quién se apunta?
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