lunes, 16 de mayo de 2016

URBEX. ¿Qué? Eso...urbex.

Hola queridos lectores. Espero que no me hayáis echado mucho de menos. Yo, desde luego, si he echado de menos escribiros.Ojalá esta entrada tenga tan buena acogida como las últimas, y tengáis a bien interactuar tanto como lo habéis venido haciendo últimamente.

Aunque, eso sí, soy consciente de que el tema del que voy a hablar hoy, es, como mínimo, raro y controvertido. Y que, muy probablemente, ni siquiera hayáis oído hablar de ello.

El Urbex. ¿Qué? Ni idea, ¿eh?. Si os digo Urban Exploration, probablemente ya os de una pista más precisa de a que nos estamos refiriendo.

Pues bien, el Urbex (o turismo industrial), es un concepto que se está extendiendo con mucha rapidez y que tiene como base, la exploración de edificios o estructuras abandonadas, especialmente en lugares aislados y/o emblemáticos.



Muchos habréis oído hablar de la ciudad ucraniana de Pripyat, principal exponente del Urbex a nivel mundial. Esta ciudad, la más próxima a Chernobyl, fue abandonada de forma precipitada tras el accidente nuclear de la central, en 1986, y hoy día es una especie de Santo Grial de los exploradores urbanos.



El hecho de mantenerse tal cual fue abandonada hace ahora 30 años, le da un aire entre mágico y fantasmagórico que merece la pena explorar.
Obviamente, al encontrarse en la zona afectada por la radiación nuclear, la visita estará limitada a un período reducido de tiempo...y siempre acompañados de los clásicos "contadores Geiger", que miden la radiación.



Europa Central y del Este son lugares especialmente propicios para el Urbex, debido al gran número de edificios (e incluso ciudades) parcialmente destruidos o abandonados tras las revoluciones y guerras acontecidas durante el siglo XX.

Y es que el Urbex se basa principalmente en la exploración de estructuras construidas a partir de la revolución industrial (finales del siglo XIX), si bien cualquier tipo de edificación (iglesias, monasterios o antiguos hospitales), así como túneles de metro o búnkers son susceptibles de ser explorados.



Y diréis vosotros...muy bonito todo. Un poco de Wikipedia, y yo mismo me hubiese enterado de lo que es ésto. ¿Por qué nos hablas tú de Urbex?

Pues muy sencillo. Tomando un café con una amiga francesa, Fiona, de la que ya habéis oído hablar si recordáis la entrada de "A Coruña con otros ojos", me comentó que su hermano (que nombre tan bonito tiene su hermano Hugo, por cierto) le gustaba dedicarse a este hobby.
Recuerdo que me preguntó "¿Conoces el concepto de Urbex?" Y yo...¿Qué? ni idea.

Y un par de meses después, aquí estoy hablándoos de Urbex.

Fiona me dijo también que estaba buscando lugares para explorar por aquí, y que le había llamado la atención la antigua cárcel, situada en las inmediaciones de la Torre de Hércules, y no es para menos:

Edificio precioso, y con mucha historia entre sus paredes.

Desde aquí aprovecho para lanzar una petición al ayuntamiento, y es la de permitir la visita del interior de la antigua prisión provincial.
La exposición que se realizó allí hace unos años, y el éxito que conllevó, es la prueba plausible de que sería una iniciativa muy acertada para el turismo local.



El caso, es que tras ese café, me puse a investigar un poquillo sobre edificios emblemáticos abandonados que se encuentran cerca de A Coruña, y encontré dos que destacaban por encima de todos.

El Sanatorio de Cesuras, antiguo lugar de "recuperación" para tuberculosos, y en el cual se podría haber rodado perfectamente la segunda temporada de "American Horror Story", y las Casas Bailly, singular edificio situado en lo alto de una colina en "O Graxal", a muy pocos kilómetros del centro de A Coruña, en plena nacional VI.

Debido a que el Sanatorio se encuentra a muy poca distancia de Oza dos Ríos, lugar de nacimiento de mis padres, no fue difícil pensar en visitarlo, y, aunque todavía no he estado en el interior (para hacer urbex recomendaría ir siempre acompañado, igual que para hacer un paseo por el monte lejos de la civilización), la estructura del edificio es realmente impresionante, y su situación aislada, en medio de una enorme cantidad de árboles centenarios, hace que se le ponga a uno la piel de gallina.



Además, los pasillos de los hospitales modernos, especialmente de noche, no son el lugar más acogedor del mundo (os lo dice un enfermero)...así que imaginad como puede ser un sanatorio de tuberculosos abandonado en el medio de la nada...



Pero en cambio, la semana pasada...tras ponerme de acuerdo con Fiona (básicamente, si hay un asesino/fantasma/monstruo en el interior, se salva el más rápido), decidimos visitar las históricas Casas Bailly.

Llegar es sencillo. Se puede aparcar en cualquier zona del Temple, y con cruzar la pasarela sobre la nacional VI, ya estamos a los pies de la casa.

Cuando la ves pasando con el coche...mola mucho. Cuando ves que vas a entrar dentro...ya acojona un poco más.

Pero bueno, allá nos fuimos sendero arriba (esas hierbas más altas que una persona son el escondite perfecto para un asesino en serie), tomando fotografías, porque, amigos, hay que reconocer que es un lugar impresionante. Esas mansiones de los años 20, manteniendo su majestuosidad, pero de una manera decadente...tienen algo que sobrecoge.



Cuando estábamos a punto de entrar, Fiona me comenta que es su primera exploración de este tipo, así que no tenemos ni idea de lo que nos podemos encontrar, ni en lo que respecta a la casa en particular, ni al Urbex en general.



Yo me pregunto (e imagino que ella también) si me gustará, si querré hacer urbex en otros edificios o, directamente, si me moriré de miedo.
Que una cosa es ver American Horror Story, y otra ir explorando en 3D, jajajajaja.

Y en esto que llegamos a la entrada. Y entramos. Con un primer vistazo, pienso en mi cartilla de vacunación. Está completa, y hasta he puesto un "refuerzo" del Tétanos no hace mucho.

Estas casas, sufrieron dos importantes incendios, y pese a haber sido refugio de graffiteros y "sin-techo", lugar de botellones e incluso haber acogido rituales satánicos (el tablero de ouija y las velas así lo atestiguan), mantienen parte de su esplendor, y podemos apreciar los impresionantes azulejos, las grandes habitaciones y la decoración muy tipo "imperio romano".



Eso sí, encontrarse objetos tales como la ouija antes mencionada, y pasadizos estrechos a un sótano muy oscuro donde parece intuirse una pala, hacen recomendable no ser muy impresionable para visitar el interior (o para hacer Urbex en general).

Pero como el principal temor de mi amiga eran los ratones, y no había ratones, y el mío, como el de Astérix y los galos, que se caiga el cielo sobre mi cabeza, y no parecía que eso fuese a pasar...lo llevamos bastante bien.



Un pequeño detalle, principiantes del Urbex. Llevad una linterna. Los edificios abandonados tienen la mala costumbre de estar oscuros, y no pagar la factura de la luz...y vale que la linterna del móvil está bien para algunas cosas...pero no es una linterna de verdad.

Tras explorar durante una media hora, e imaginarme como sería vivir en una mansión de ese tipo, se acabó nuestra primera exploración.



No puedo hablar por Fiona, pero para mi, no se trató tanto de lo que vimos, o de lo que encontramos (aunque también), si no más bien acerca de la sensación de adentrarse en un pasado, ahora decadente. De la emoción de sentirse Indiana Jones o Nathan Drake por un día (y en plan cutre, jajajaja).
De la sensación de encontrarse un poco más a uno mismo haciendo cosas que uno nunca imaginaría hacer.



Lo que sí se que sentimos ambos al salir de la casa y volver a atravesar el sendero hacia la realidad, fueron las ganas de buscar un nuevo lugar que explorar. De repetir el "turismo industrial".



Nuestro primer Urbex "había molado"...y ya mirábamos con ganas el momento de encontrarnos otro de estos edificios olvidados...y que nosotros no olvidaríamos nunca.

De lo que no se olvidará Fiona seguro es del momento en el que descubrió que los cartones que tenía en la mano, eran los restos de un tablero de ouija. Solo espero que no haya tenido muchas pesadillas, jajajaja.



En resumen, experiencia recomendable, un hobby diferente, varias fotos espectaculares, y un lugar imperecedero en la memoria.

¿Quién se apunta para la próxima vez? ¿Conocéis más lugares de este tipo que merezcan una visita?

Espero, como siempre, vuestros comentarios y opiniones, amigos. Da gusto contar con lectores como vosotros.